Los Cowboys están hartos de andar siempre rondando la ambigüedad del .500 que ha definido su existencia en las últimas temporadas; pero por ahora se sienten muy bien.
Un equipo que no estaba listo para iniciar la temporada regular dio el vuelco siete días después para dominar a Tennessee en su propia casa.
El triunfo de los Cowboys por 26-10 en el LP Field les evitó un problemático inicio de 0-2 y dio un impactante vislumbre del equipo que el entrenador en jefe Jason Garrett quiere ver.
Los negativos dicen que iniciar una temporada con dos derrotas consecutivas condena a un equipo a la irrelevancia, a pesar de que desde 1990 solo 23 de 198 equipos (el 11.6%) han superado un comienzo de 0-2 para llegar a la postemporada.
Pero en la NFL, en que la paridad es la que manda, es un fuerte indicador de que un equipo no tiene lo que se necesita para competir en los playoffs.
Nadie debería estar hablando de playoffs tratándose de estos Cowboys, pero un ataque demoledor en el acarreo y una defensa oportunista y con capacidad de reponerse dio al equipo la creencia de que podrá superar la vergüenza de haber empezado con una derrota ante San Francisco.
"Yo creo que por eso todos tenemos una sonrisa en la cara", dijo el ala cerrada Jason Witten. "No solo porque ganamos --porque necesitábamos ganar--, sino por como ganamos".
"Hablamos de jugar físicamente, pero salir al campo y hacerlo es otra cosa. Nuestro equipo lo hizo, tanto en la ofensiva como en la defensa".
DeMarco Murray marcó la pauta con 167 yardas en una marca de carrera de 29 acarreos.
La defensa blanqueó a los Titans en la primera mitad y terminó la tarde con dos intercepciones y dos capturas.
Los Cowboys tuvieron posesión del balón por abrumadores 41:11 minutos.
"Necesitábamos un juego como ese", dijo Scott Linehan, el coordinador de pase del equipo y voceador de jugadas.
"Necesitábamos demostrarnos a nosotros mismos, primero que nada, que podíamos hacerlo --sabíamos que podíamos--; pero verlos producir corridas así, independientemente de cómo se vio el aspecto defensivo, fue un gran aliciente para nosotros".
Aquí otro motivo de optimismo: Los Cowboys ganaron un equipo de visita por primera vez en casi seis años en que Tony Romo lanzó para menos de 200 yardas.
El mariscal se recuperó de su pésima actuación contra los 49ers para completar 19 de sus 29 pases para 176 yardas con un touchdown y sin intercepciones.
Solo ha habido otras dos ocasiones en la carrera de Romo en que los Cowboys lograron ganar de visita habiendo sido limitado a menos de 200 yardas.
El domingo Romo registró el yardaje total más bajo que haya tenido en una victoria en casa ajena.
"Habrá días en que tendré que jugar a un alto nivel para poder ganar, y habrá juegos en que tendremos la oportunidad de hacer lo que hicimos, de avanzar con la pelota y hacer cosas", dijo Romo.
"Teniendo un corredor como DeMarco Murray y una línea capaz de golpear en el acarreo, se tiene la oportunidad. Me gusta el rumbo que está tomando el equipo".
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